Durante el embarazo y la lactancia se incrementa el requerimiento de nutrimentos para promover el crecimiento y desarrollo del feto y tejido materno, así como la producción de leche.
Ambos son periodos de mayor requerimiento nutricional, sin
embargo la selección de alimentos debe hacerse por su calidad y no por la cantidad ya que se aumentan las necesidades de energía, proteínas, vitaminas y minerales para el adecuado desarrollo del binomio madre e hijo.
La dieta materna es el principal suministro de la energía y sustratos que se requieren durante estas etapas de formación de tejido y estructuras.
El requerimiento extra estimado de energía para las mujeres que inician el embarazo con un peso adecuado es 360 y 340 kcal/día durante el segundo trimestre y de 475 y 450 kcal/día durante el tercero. Tomándose en cuenta que no todas las calorías son iguales. Debe comer alimentos saludables que contengan nutrientes, no las llamadas “calorías vacías” como las que se encuentran en los refrescos, dulces y postres.
Una dieta desequilibrada puede ocasionar serios trastornos y en el caso de embarazadas afectar su salud ocasionando enfermedades metabólicas como diabetes e hipertensión arterial, preeclampsia, también puede afectar el desarrollo del cerebro de su bebé en gestación y varias complicaciones como hipoglucemia en RN, prematurez, asfixia perinatal, parto prematuro, entre otros.
